D. Florencio Sarasúa García
Nació en Logroño.
Desempeñó sus actividades de médico en Madrid. Dedicó su tiempo no solamente a su profesión sino a su cargo de Presidente del Centro Riojano de Madrid, especialmente en las actividades que desempeñó en el domicilio social de Pizarro, 19. En sus salones, celebró concurridos y animados actos en los que al finalizar siempre era requerido para que pronunciara unas palabras, «Que hable Floro», era una frase que resultaba popular.
En pleito ante los Tribunales, logró la propiedad del domicilio social. No olvidemos que el edificio de Pizarro, 19, tenía un antiguo historial habiendo pertenecido anteriormente al Canónigo de Calahorra quién lo había comprado a Luis Salazar. Posteriormente, lo heredó Petronila de Quevedo y Azcona, la cual falleció en 1774, año en que se hace la planimetría de las Casas de Madrid. el inmueble fue derribado por el conde de Cheste, caballero del Toisón de Oro y de Calatrava, director de la Real Academia de la Lengua. En el primer tercio del siglo XVIII fue centro de actividades literarias de la corte de Felipe V y en el siglo XIX, el Conde de Cheste dio renombradas fiestas a las que asistían todos los literatos de la corte de la regencia de María Cristina de Austria.
Durante su presidencia del Centro Riojano de Madrid los actos celebrados se convirtieron en inolvidables momentos de exaltación de la tierra, en los que concurrieron personas tan conocidas como los hermanos Gallarza, Hilario de la Mata (Marqués de Vargas), el Marqués de Romeral, el general Campano, Rufino Briones, José María Mazón Sainz, Víctor de la Serna, Álvaro de la Puerta, Herrero de Fontana, Herreros de Tejada, Castroviejo y otros,con imposición de distinciones como la Guindilla de Oro o la insignia de oro.