D. Práxedes Mateo Sagasta
Nació en Torrecilla de Cameros en 1825.
Formaba parte de una familia liberal de origen vasco-navarro que allí fueron destinados por los realistas, donde estudió las primeras letras y las Humanidades en el Colegio Mayor de Logroño.
Se trasladó a Madrid a los quince años para estudiar en la Escuela de Ingenieros de Caminos, en la que, con el tiempo, sería profesor.
Desde edad muy temprana, se vinculó al Partido Progresista. Participó activamente en la revolución de 1854, como presidente de la Junta Revolucionaria. Ese mismo año, consigue acta de diputado por la provincia de Zamora, en las Cortes Constituyentes. Dos años más tarde, y como consecuencia de la acción liquidadora de O´Donnell del denominado «Bienio Progresista», se ve obligado a huir a Francia.
De regreso a España, es diputado electo en las Cortes de 1858. Durante toda la legislatura ejerció una fuerte oposición a la política del gobierno de la Unión Liberal, distinguiéndose por su habilidad oratoria y su violencia verbal. Su labor de oposición en el Parlamento se completó con la que desarrolló desde La Iberia, influyente órgano de prensa del que llegaría a ser director en el año 1863. En este mismo año, Sagasta se encuentra, ya, ocupando importantes cargos directivos del Partido Progresista.
En el Manifiesto del 8 de septiembre de 1863, redactado por Sagasta, se plantea formalmente el «retraimiento» del Partido Progresista respecto al juego parlamentario, por su desnaturalización, lo que suponía el repudio de la monarquía constitucional de Isabel II. Como vía de solución se acepta la revolución, que permitiría, según dice, la vuelta a un verdadero régimen representativo. En el año 1865 se revalida esta postura en el Manifiesto del 20 de noviembre.
Su posición ideológica le llevó a participar, a partir de este momento, en los movimientos conspiratorios contra el régimen isabelino. condenado a muerte por su implicación en los «sucesos del Cuartel de San Gil» en 1866, se ve obligado, de nuevo, a huir a Francia.
Tras el triunfo de la Revolución de 1868 regresa a España y pasa a formar parte del gobierno como ministro de Gobernación y Estado. en 1870 vota favorablemente la candidatura de Amadeo de Saboya como rey de España. Luego explicó que él no era dinástico sino monárquico. Durante este reinado (1871-1873) fue presidente del Consejo de Ministros. Fracasada la experiencia republicana, Sagasta jugará un importante papel en el sistema político de «turno de partidos» de la Restauración. Él es el encargado de transformar el progresismo histórico en el nuevo Partido Liberal, pieza clave en el sistema turnista.
En 1875 Sagasta reconoce la Monarquía restaurada en la persona de Alfonso XII, y, tras una primera fase de integración liberal, alcanza la Presidencia del Gobierno, cargo que ostenta desde 1881 a 1883. Durante este periodo comienza a liberalizar el régimen, con medidas como la reposición de los catedráticos separados por los anteriores ministerios conservadores y el diseño de la Ley de Policía de Imprenta (1883), que abría las puertas a la libertad de prensa.
El fallecimiento de Alfonso XII y la crítica situación creada por tal acontecimiento precipitará las convenciones del denominado «Pacto del Pardo» (1885), entre Sagasta y Cánovas. Se acordaba allí que el primero se procamará jefe del partido Liberal y que se turnaría con el conservador de Cánovas, en el Gobierno.
Solucionado el problema de la Regencia en la persona de María Cristina, se pone en funcionamiento el sistema canovista, que se abriría con Sagasta como jefe de gobierno, cargo que ocupa, de forma estable, hasta 1890. Durante este dilatado periodo de gobierno promovió una importante legislación liberal. la Ley de Asociaciones de 1887, la del Jurado de 1888, la Ley de Bases para la formación del Código Civil (1888) y la implantación del sufragio universal masculino (1890).
Posteriormente, a Sagasta le corresponde, como presidente del Consejo de Ministros, afrontar la crisis de 1898. No pudo evitar la guerra con Estados Unidos, que exigía la independencia de Cuba, ni tampoco las duras condiciones del posterior Tratado de París de 1898. Es a partir de este momento cuando se ponen de manifiesto las limitaciones del sistema de turnos, que se precipitará hacia el fracaso con la desaparición de los dos líderes que lo había hecho posible.
En 1901 vuelve a ser presidente del primer gobierno del reinado de Alfonso XIII. Poco meses después de dejar el cargo, muere en Madrid, en enero de 1903.
En 1901 se le nombró Presidente Honorario del Centro Riojano de Madrid.
En su tierra natal se le homenajeó, nombrándole hijo predilecto de Logroño. Se adquirió un retrato suyo colocándolo en el Salón de Sesiones Públicas, y se le dio nombre a la calle que unía la estación de ferrocarril con el puente de hierro. Esto ocurría en 1881 y, 100 años después de su muerte, el ayuntamiento logroñés colocó una placa en la Casa Consistorial, hoy Casa de los Chapiteles en la calle Portales.
El Centro Riojano de Madrid, el 9 de marzo de 2001 (víspera del I Centenario), acordó depositar una corona sobre la tumba de Sagasta que se encuentra en el Panteón de hombres ilustres de Madrid
Fue elegido como una de las 21 personalidades riojanas relevantes del siglo XX, según encuesta realizada por el Diario La Rioja, publicada el día 2 de enero de 2001.